Olivier Maria, lowcarbfrenchie.com | Holyfat

Olivier María, lowcarbfrenchie.com

Publicado por Jonathan Ballester en

Empecé la dieta cetogénica hace 5 años, tras descubrir los secretos de la energía infinita utilizando las grasas como fuente de energía. Por aquel entonces, mi pasión por los deportes de resistencia iba en aumento y sufría con frecuencia episodios de hipoglucemia que las latas de refresco y los pasteles aliviaban.

Cinco años después de eliminar los carbohidratos y el azúcar refinado, ya no sé lo que es la hipoglucemia; conduzco durante horas sin que baje el rendimiento porque mi nivel de azúcar en sangre está perfectamente estable.

Aunque antes basaba mi energía en queso, huevos, chocolate negro y frutos secos, descubrir Holyfat el año pasado fue una revelación: sus bolsitas de mantequilla de frutos secos me han acompañado en todas mis salidas durante el último año. Me encanta su textura y sabor, y la energía que me aportan es inigualable.

Por lo tanto, para mí era obvio que debía llenar mis alforjas y bolsas de Holyfat para participar en la Race Across France de 2500 km en modo autosuficiente.

Los 7 días, 17 horas y 29 minutos que me llevó atravesar nuestro hermoso país desde el Mediterráneo hasta Le Touquet, atravesando los Alpes para dirigirme hacia el Mont Saint Michel, fueron increíbles.

Pedalear entre 16 y 22 horas al día, con un promedio de 320 km cada 24 horas (mi recorrido GPS más largo fue de 500 km en los Alpes, con una noche de una hora en el medio), descubrir tantos paisajes y escalar tantos puertos de montaña en un solo día fue emocionante. Y si a eso le sumas el aspecto competitivo, el cronómetro que nunca se detiene y se convierte en una obsesión, los compañeros que te empujan a continuar una hora más cuando no es seguro, la aventura cobra un significado completamente nuevo.

Parar en carnicerías y supermercados para abastecerme de paté, ensalada de pepino y trozos de queso emmental, que devoré con gusto, me dio la energía necesaria para superar este reto. El puré de patatas y las barritas Holyfat complementaron mi dieta de ultraciclista, aportándome ese impulso energético crucial que necesitaba cuando todo mi cuerpo pedía a gritos un respiro, pero mi mente sabía que tenía que cruzar el puerto de montaña antes del anochecer.

Ya era fanática de las mantequillas de frutos secos (con especial mención a las de cacao con sal y vainilla) que venían en mi bolsa de silicona, pero las nuevas barritas ahora también son mis favoritas. Su textura perfecta, su sabor a chocolate sin amargor a pesar de la ausencia de azúcar y el toque de sal... ¡Una delicia!

Cuando la carrera se ponía difícil, el mero pensamiento de poder comer una barrita en la siguiente hora hacía que el tiempo pasara más rápido y los kilómetros más agradables.

¡Ahora sólo me queda pensar en la próxima aventura, de la que Holyfat sin duda será el principal combustible!

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